No se
puede poner muros al agua
Hace años mi suegro hizo
junto a su cortijo una explanada para construir un almacén y crear
un terreno llano detrás de la casa. Pero tenía un problema, cuando
llovía acumulaba mucha agua y al descender por el terraplén
formaba profundas cárcavas que robaban la explanada y llenaban de
barro la entrada. Para evitarlas, cada año llevaba a un peón y
construía un muro de tierra encima del terraplén, pero cada año,
el agua se embalsaba, se filtraba, encontraba el camino por debajo y
abría de nuevo las zanjas.
Un otoño, visto el
problema, cuando un lavajo ocupaba la explanada, cogí la azada y
abrí un canal por detrás del muro de forma que el agua pudiera
salir por los lados sin formar torrentera, desde aquel día el agua
no destruye cada año la obra que tanto costaba.
Y es que, como dice el
refrán, no se le puede poner muros al agua.
De forma similar hay
personas con una mentalidad bastante cerrada, que creen en la
autoridad, que a la hora de educar a los hijos piensa que la mejor
forma es ponerles límites, construirles muros para contener sus
ansias. Pero, claro, los hijos terminan por encontrar el hueco,
encuentran la casa de la amiga donde ponerse la minifalda... en
resumen, encuentran por donde escaparse de las trabas para continuar
su camino. Puede que los padre sean felices, que confíen en la
firmeza de sus muros, que crean que su hija esta estudiando con su
recatado traje en casa de una amiga... pero bajo sus pies, entre la
tierra, se abren canales por los que se escapa el agua. Puede que se
descubran, que se pongan otros nuevos más altos, pero... los hijos
terminan por encontrar su camino, por muy tortuoso y tormentoso que
sea.
Yo creo que hay otra
forma de hacerlo, la de abrir cauces, la de dejar que su vida fluya,
que encuentre su camino, en otras palabras, que hagan su vida.
Facilitarles el que con tranquilidad, sin prisas... vayan creciendo,
madurando. Está claro que van a encontrar obstáculos, impedimentos
que no les dejen avanzar, será la ocasión de tomar la azada y
ayudarles a encontrar de nuevo su camino.
* * *
Mi experiencia en este
aspecto ha sido un poco especial, seguro que los que me han conocido
lo sabrán. Por razones particulares he sido un gran lago, durante
años y años se acumuló el agua, contenida por el muro del
aislamiento causado por la enfermedad. Justamente cuando más agua se
acumula, cuando más grande es la pendiente, cuando el río es joven,
existía un muro que le impedía salir. Cuando alcanzó la cumbre del
muro, cuando la operación abrió una brecha en él, el agua
contenida durante tanto tiempo salió arrollando cuanto encontraba a
su paso. Era el Júcar saltando la presa de Tous.
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