Es un libro de aforismos, frases
cortas, que por una parte tienen el interés de definirnos el
pensamiento de Cioran, pero, por contra resulta un libro difícil,
aburrido de leer, es necesario tomárselo en pequeñas dosis, reposar
y meditar alguna de estas frases, aunque, al ser todas del mismo
autor, los conceptos terminan por repetirse una y otra vez, aportando
cada vez menos las frases.
En todo caso queda marcado ese tono
sombrío, pesimista, prácticamente nihilista, su forma de mostrar el
mundo como si fuera un espectador, pero en esa especie de teatro de
la vida se ve a si mismo, con cinismo se autocensura y en él a todo
el mundo. Se muestra sarcástico, provocador, consciente de que sus
palabras causan llagas en la sociedad bienpensante, valgan como
ejemplo:
“Si las relaciones entre los seres
humanos son tan difíciles es porque el ser humano ha sido creado
para romperse la cara y no para tener relaciones”
“No he conocido a una sola persona
perturbada a la no le interesara Dios. ¿Debe por ello concluirse que
existe un vínculo entre la búsqueda de lo absoluto y la
desintegración del cerebro?”
Aporta, lo que suele aportar caracteres
tan especiales como el suyo, una visión de la realidad desde otro
punto de vista, otra forma de ver la vida que creemos vivir, con todo
lo enriquecedor que es eso.
En resumidas cuentas, un buen libro
para plantearse cosas y un mal libro para entretenerse.
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