Ya he comentado en otra ocasión los
fabulosos libros ilustrados de Luis Royo
(http://rasecremoloc.blogspot.com.es/2012/08/libro-dead-monn.html,
http://rasecremoloc.blogspot.com.es/2012/09/libro-fantastic-art.html)
Son libros para disfrutar del dibujo.
El mundo de Luis Royo, es un mundo de fantasía de países extraños,
seres monstruosos y, fundamentalmente, bellistas mujeres, amazonas,
seguras, con iniciativa, son las dominadores de los mundos empleando
su mejor arma, la seducción, la sensualidad de sus cuerpos y los
sentimientos que transmiten sus rostros. Es un mundo lleno de
erotismo, de sensualidad, donde se disfruta las curvas de los blancos
cuerpos, destacando sobre fondos oscuros, en ambientes apocalípticos.
En este libro va más allá, no
esconde nada, no pretende ser políticamente correcto, en el ha
plasmado sus sueños más húmedos, sus fantasías más tórridas,
las obsesiones más ocultas, un mundo nacido del mito de la bella y
la bestia, donde la bestia, es eso, una bestia, un ser monstruoso
portador del falo, con él interactua la delicadeza del cuerpo
femenino sin falsos pudores, con deleite, buscando golosamente poner
a prueba su cuerpo en una lucha sin armas contra el monstruo, un
monstruo que cae gozosamente derrotado ante el ímpetu femenino.
Su introducción es toda una
declaración de intenciones, basten de muestra algunas frases de
ella:
“… olvidéndonos de la vieja
perogrullada de si erotismo, si pornografía. Busquemos un rincón
tranquilo, un silloncito confortable y blando, aunque también sirve
una cama con sábanas llenas de pliegues. Cojamos el libro y
apoyémoslo en el brazo del sillón o de la almohada, y movamos sus
páginas con la mano izquierda...”
“...Con el dedo índice, o
quizás con el indice y el corazón estirados mientras los demás
quedan relajados o formando con ellos una hermosa “O” según
seamos de sexo femenino o masculino...”
“... Espero que cuando este
libro llegue a su fin, la mano quede impregnada con los sagrados
líquidos de nuestras entrañas y que las páginas hayan salido
ilesas de la hazaña.”
Con tales palabras queda claro que no es un libro para mentes
pecatas, los puritanos meapilas se escandalizarán sin dudarlo, por
eso les aconsejo que no se acerquen a él, así evitaren sus
sentimientos de remordimiento y una larga explicación al cura sobre
lo visto, y los demás podamos disfrutar sin escuchar sus rasgaduras
de vestiduras (de lo más erótico, por cierto) ni sus amenazas de
fuegos eternos.
Es un libro para los amantes de la belleza y el cuerpo.
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