¡¡Menudo libro!!, ¿un cómic?,
bueno..., así lo podemos llamar, al fin y al cabo es una historia
acompañada de dibujos que la desarrollan. Pero eso sería un
injusticia, Dead Moon es bastante más, es una Obra de Arte.
La historia tiene un profundo sentido
poético, es de un gran romanticismo, con un profundo gótico que tan
de actualidad esta. En principio es una historia clásica, el drama
del amor imposible, el amor de contrarios, los Capuleto y los
Montesco, respira toda la fuerza de la tragedia griega, de la
imposibilidad de librarse del destino, de la lucha de las personas
contra lo que son, contra los dioses que les han marcado el camino.
A pesar de sus profundas raíces
occidentales, La historia se nos muestra en forma de leyenda
oriental, casi como una epopeya, una ciudad dominada por dos clanes
enfrentados desde siempre, en una permanente lucha por la
exterminación.
Esta dualidad, esta dicótoma, nos
aportan lo más oriental del tema, la contraposición de lo negro y
lo blanco, el yin y el yang, los You y los Chan. Son dos mundos
contrapuestos y complementarios. Por una parte, la noche, la Luna, la
belleza, la delicadeza, la lagrima, la frialdad, la magia, la
brujería, lo femenino, lo emocional... Por la otra el día, el Sol,
el calor, la fuerza, la violencia, las hordas, la sangre, la guerra,
el mundo racional, lo masculino. Un enfrentamiento que solo puede
tener un fin, el fin de la unión de materia y la antimateria.
Pero superando a esta bella historia,
dándole cuerpo, dándole vida, los dibujos de Luis Royo, sin lugar a
dudas el mejor ilustrador español. Su capacidad expresiva es
increíble, sus dibujos no solo nos cuentan la historia, eso son
muchos los capaces de hacerlo, es capaz de subir un escalón más,
nos hace sentir las sensaciones y las emociones de los personajes,
desde las escenas más delicadas, hasta las más crueles. Pasar las
hojas acariciándolas, dejándose sorprender por cada lámina,
detenerse a recorrer cada rincón del dibujo y fijarse en cada
detalle, es abandonarse al gozo. Pero no se piense que terminado el
libro ha de pasar a un estante, a la historia, a ser un recuerdo, no,
merece la pena recorrerlo de nuevo, fijarse de nuevo, deleitarse en
las transparencias de los vestidos, en los tatuajes, en los
maquillajes...
En resumidas cuentas, un libro para
mucho más que leerlo, un libro para sentirlo. Si esa es la clave
SENTIR.
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